GRUPO DE ACTUACIÓN TEATRAL DE OCCIDENTE (GATO)
   
  GRUPO DE ACTUACIÓN TEATRAL DE OCCIDENTE . . . . . . 37 AÑOS
  Articulos de Ismael García C.
 


Las casas de la cultura para el cambio


Por: Ismael García C.

 

Cuando se enfocan temáticas relacionadas con la cultura nacional, generalmente se piensa solo en la Secretaría de Cultura y en las instituciones que tienen o a las que se les atribuye mayor calidad o peso en la cultura nacional, porque se dedican a la formación, a la preservación, a la publicación, y mientras más técnicas suenen estas dependencias del Estado o que reflejen mayor nivel de academicismo o de elegancia, o que estén ligadas a personajes de renombre en la cultura oficial, tienen mayor credibilidad social.

Las Casas de la Cultura, son unidades representativas de la Secretaría de la Cultura en más de cien comunidades salvadoreñas, que constituyen una avanzada de Secultura en todo el territorio nacional e incluso hay algunas internacionales, por lo cual son una especie de embajada cultural, amalgamada con lo regional, en los lugares donde se tiene menor presencia de instituciones salvadoreñas dedicadas a preservar el patrimonio cultural y a promover la cultura.

Las Casas de la Cultura no deben ser dejadas como en un estado de abandono, sin una buena supervisión, sin un buen respaldo presupuestario, sin recursos, y condenadas a gestionar sin muchas esperanzas. La generalidad de las alcaldías municipales de nuestro país, no se preocupan por promover la identidad cultural con sentido educativo o no asumen su responsabilidad social y política con el desarrollo cultural local. Igual de frustrante es que los empresarios se le esconden o se niegan rotundamente a invertir en cultura, porque lo único que les interesa es promover el consumismo desmedido. Tal situación complica el trabajo del personal que atiende las casas de la cultura y les roba mucho tiempo, pero pese a ello algunos de estos trabajadores públicos hacen todo lo posible por desempeñarse bien y cumplir los planes, programas y proyectos de cultura, nacionales y locales.

Desde que el gobierno de Mauricio Funes inició – independientemente de la situación de relevo que se dio en la Secretaría de Cultura-, se realizó una aproximación diagnóstica y visitas a las Casas de la Cultura, que permitieron observar que en algunas de ellas se llegaba a mostrar irregularidades tales, que se veían prácticamente abandonadas o  se habían convertido en refugio o habitáculo para transacciones ilegales, bodegas, ventas varias, despachos particulares -bajo el pretexto de que lo que se genera es parte de la gestión-, y otras actividades ajenas a la labor de la secretaría de la presidencia, para cual trabajan los responsables de que estas dependencias estén abiertas y cumplan con su noble función social.

En el colmo del abuso, se observó, y aún se observa, que en algunas casas de la cultura –los habitantes locales saben mejor que yo y que las autoridades de la Secultura en cuales de ellas-, se realizan actividades propias del proselitismo político que deberían ser realizadas en espacios propios de sus correspondientes partidos políticos. Pero esto se sigue dando porque hay personas que nunca comprendieron y aún no comprenden que el país no es una inmensa heredad, una hacienda privada con la que puedan cumplir sus más decadentes caprichos de clase o personales.

Algo que debemos recordar y no solo cuando termina el año, es que no hay que permitir que se malgaste el patrimonio público en personas que son muy buenas para reclamar sus derechos como trabajadores, pero lo que menos hacen es esforzarse por aprender y trabajar cumpliendo el rol de promotores asalariados de la cultura nacional y que, al contrario, trabajen en concretar oscuros planes o beneficios particulares, ajenos a las políticas de cultura.

Tal situación nos lleva a insistir en que las Casas de la Cultura no deben convertirse en espacios para preservar viejos intereses antidemocráticos, de sectores que ven en el desarrollo nacional una amenaza a su statu quo y que ven en los sindicatos –que son asociaciones laborales legalmente e internacionalmente reconocidas para la defensa de los intereses gremiales del sector laboral-, un refugio a su bajo desempeño laboral.

Por las razones anteriores, no debe resultarnos extraño que haya algunos reacomodos internos, algún cambio de actores al frente de las Casas de la Cultura en las diferentes regiones del país, a fin de buscar mejores resultados, en función de las evaluaciones técnicas realizadas en este sector que hagan a un lado factores puramente subjetivos. Pero esos cambios de personal deben ir acompañados con una mayor inversión en los recursos necesarios, tanto materiales como inmateriales.

Para quienes conocen de cultura y arte, resulta obvio que también se requiere una formación profesional inicial para quienes atienden esta área tan importante y tan poco comprendida y apoyada de la vida nacional, y se requiere apoyo a procesos de desarrollo profesional para aquellos que cuentan con niveles de formación previos.

Además, hay que lograr un mayor nivel de involucramiento de la comunidad, especialmente de quienes puedan no sólo beneficiarse de la red nacional de casas de la cultura, sino de aquellos que puedan aportar sus experiencias a la red. Se entiende que los comités de apoyo no deben ser solo un requisito necesario para darle respaldo al manejo económico al interior de cada casa de la cultura, sino un cuerpo colegiado que conozca sobre el área en la que está siendo consultada para beneficio de la cultura local y nacional.

Las políticas de cultura deberían de ser consensuadas y esto sólo es posible si se promueve la participación de los sectores más interesados en ella, o de lo contrario o no existen o nunca quedan bien definidas. Conviene que los diferentes sectores sociales y de la economía nacional, así como los medios de comunicación, tengan sensibilidad hacia lo cultural.

Que cada quien haga lo que le pega la gana, por simple impulso, sin reflexiones colectivas en función de nuestro desarrollo como país, sin un rumbo definido, o sin los apoyos y los seguimientos necesarios, no ayuda en nada al desarrollo de nuestra nación. La diversidad cultural no debe se confundida con una exacerbación de la yuxtaposición caótica de elementos culturales totalmente contradictorios y disfuncionales en el espacio y en el tiempo.

Es lógico esperar que las autoridades de la Secretaría de Cultura abran bien los ojos para prevenir disfuncionalidades, negligencias y corrupción al interior de las dependencias a su cargo, y que no esperen a que el panorama se les complique con más abusos, en detrimento del erario público nacional y del daño a la cultura, la cual es un bien cuantioso que alimenta nuestra identidad cultural, aunque no siempre sea mensurable.


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Jorge Ismael García Corleto es escritor, director del Grupo de Actuación Teatral de Occidente (GATO), licenciado en psicología, licenciado en educación y master en Educación Superior, trabaja en la docencia en el Centro Escolar INSA y en la Facultad Multidisciplinaria de Occidente de la Universidad de El Salvador, en Santa Ana.
 

 


Nuestro teatro de cada día


Por Ismael García C.

Algunos jóvenes de los años setenta nos iniciamos en el teatro y creíamos, como antes lo creyeron otras generaciones, y jóvenes de décadas después, que aunque los años pasaran seguiríamos haciendo teatro, y no todos los hicimos. Nadie sabe cuantos de los que hoy se entusiasman con el teatro, continuarán haciéndolo cuando tengan nuestra edad.

El teatro escenificado impacta al público y está vinculado a los acontecimientos históricos y a los gustos y corrientes artísticas y sociales. El teatro cumple una función social que varía de acuerdo a la época, el lugar y el público; el teatro ha servido para entretener, para denunciar, para inculcar ideas, para hacer catarsis, para cuestionar y para educar. Algunas manifestaciones teatrales se oponen a la estética dominante, a menudo se producen al margen del teatro convencional y pretenden alcanzar a un público diferente. La función social varía de acuerdo con la visión de mundo del dramaturgo y de la ideología que consciente o inconscientemente la sustenta. La teoría estética y la sensibilidad estética, responden a determinados contextos y se inscriben dentro de las corrientes ideológicas de cada época por oposición, afirmación, duplicación o yuxtaposición.

Iniciamos con un teatro que intentaba reflejar la realidad contradictoria en la que vivíamos como adolescentes. Posteriormente fuimos haciendo un abordaje más maduro de las temáticas, tratando incluso el tema de los valores y de la muerte con ideas escatológicas sobre premio o castigo. Conscientes de la belleza poética de la tensión dramática y que los temas que tratábamos eran serios, recurríamos al drama o a la tragedia. La guerra en El Salvador, no nos apartó de establecer una relación entre los hechos sociales y nuestras producciones, entonces recurrimos a la risa como contrapunto, no sólo por planteamientos teóricos brechtianos, sino también porque el actor hace grandes esfuerzos para que el público común, en nuestro contexto, entienda la actuación trágica y al contrario buena parte del público reacciona con risa ante lo que observa. Y es que el espectador común no busca sufrir y tiende a distanciarse estéticamente de la situación.

El teatro popular realiza una estructuración dramática que emana de la interacción dinámica del contexto social con la perspectiva del público a quien va dirigido y con el escenario en el que se representa, se abandona el concepto tradicional de acción, y se da un cambio radical en la perspectiva que ordena la trama, se sustituye el escenario convencional por un espacio cambiante de acuerdo con el lugar donde se realice la representación. El teatro popular incluye diversas manifestaciones y categorías determinadas por las variaciones en el público receptor, las visiones de mundo que estructuran la obra, y la tensión fluctuante entre la progresión de la trama y la finalidad ideológica de la misma. Es un teatro escrito en defensa de los derechos de los desposeídos, aunque de manera muy positiva hay que considerar a las clases sociales como sectores complementarios dentro de un continuo social, las clases sociales como elementos  estructuralmente opuestos en la dinámica comunitaria. No negamos las contradicciones entre los desposeídos y el sistema capitalista. Los personajes son prototipos sociales. Se exhorta al público para que participe en la obra y que tome decisiones sobre los problemas sociales propuestos. Los diálogos utilizan vocablos y construcciones de aceptación generalizada, buscando hacer patente el significado de las acciones, sin dejar lugar para ambigüedades o sutilezas.

GATO se propuso continuar haciendo un teatro contestatario, que cuestionase el entorno social. Entre mis obras escenificadas, destacan: Los tres poderes, El condenado, Los vendedores, La biblioteca circulante, Homenaje al hermano cercano, Global Net, Los curanderos.

 

Los Tres poderes, es la primera de mis obras que registra elementos y técnicas brechtianas, realistas y didácticas obvias en su estructuración dramática. Abundan en la obra los cuadros basados en personajes populares urbanos, con escasa participación de personajes campesinos porque nos ha tocado vivir en un ambiente donde predominan los obreros, los trabajadores informales, los estudiantes y profesionales.

Mi obra más representada en los años ochenta fue Un día primero Dios, la cual plantea la realidad de quien busca salir del mesón y tener casa propia, pero debe contar con el dinero de la prima y a partir de allí surge una trama de contactos con prestamistas, problemas de alcoholismo, prostitución, abandono de la pareja y los hijos al ponerse peor las cosas y la esperanza de los desposeídos de que un día primero Dios se arreglarán las cosas.

En los años noventa nacieron Los vendedores, un trabajo sobre la realidad mezclada con humorismo en que viven los vendedores ambulantes, quienes se rebuscan o perseveran con diferentes tipos de ventas hasta que el sistema los aparta de las calles. La obra está construida para facilitar la intervención del público, lo que altera el balance de fuerzas con que se inicia la pieza e inclina la balanza hacia la defensa de los intereses de los sectores populares.

A inicios del siglo XXI nació Global Net, una obra que muestra de manera satírica el papel de la educación y de las oportunidades de desarrollo profesional o de perfeccionamiento que se le van presentando a los habitantes del tercer mundo.

La biblioteca Circulante, centra la acción en dos personajes arquetípicos, uno que representa la intervención económica rapaz y atropella la dignidad humana, y otro al salvadoreño que aspira a un mundo de mayor riqueza cultural inmaterial.

Los curanderos, hace referencia a  supersticiones y fantasías, al quehacer de personas que montan dispositivos con cierto carácter escénico para sugestionar a los incautos, aprovechando su credibilidad al encontrarse desesperadas en busca de salud por cualquier medio, o por personas que vivieron o que creían haber vivido esas situaciones y que nos narraron sus experiencias.

 

Este teatro de cuestionamiento y desafío, con obras vinculadas a los problemas de la sociedad, con actores que durante la representación reflejan conocimiento de la coyuntura, rescritas de acuerdo con las reacciones del público, ya sea añadiendo o suprimiendo o cambiando una escena, confiere a las obras un gran dinamismo y actualidad, pues la flexibilidad que brinda la improvisación permite incorporar a la obra sucesos y problemas significativos de la comunidad. Buscamos eliminar la distancia entre espectador y obra, haciendo del primero parte activa de la representación y no un receptor pasivo de un mensaje preconcebido y diseñado para él, se incorpora activamente al público a la representación, logrando una verdadera comunión. El foro al finalizar la representación permite medir la efectividad de la misma.

Además de hacer representaciones bajo techo, GATO sigue actuando para comunidades y barrios, en las plazas de ciudades y patios de los centros escolares, en los centros de trabajo, y las obras se estructuraban, en su mayoría, en defensa de los intereses de los sectores populares.

Se están abriendo algunas oportunidades en el extranjero en términos de intercambio y capacitación, las cuales antes no teníamos. Si los integrantes jóvenes del grupo tienen más oportunidad de viajar, de confrontar ideas, tendremos mayor oportunidad de desarrollo. Nos continúan motivando a hacer teatro las condiciones concretas en las cuales y desde las cuales realizamos nuestro trabajo, que nunca han sido muy buenas para la generalidad de los salvadoreños. Hay una enorme cantidad de personas en nuestro país que jamás han visto una obra de teatro ya sea representada en una sala para tal propósito o en su comunidad. El valor de nuestro aporte, será mejor sopesado por quienes nos vean y critiquen.

Como nuestra presencia mediática es escasa, pocas personas han tenido la oportunidad de vernos y muchos no han escuchado nada de nosotros. Quienes nos conocen, si es que se acuerdan de nosotros,  piensan que ya vamos a parar o que ya hemos desaparecido. No es raro que alguien nos pregunte que si aún existe GATO. En realidad no sería nada extraño que el grupo desapareciera, porque ya duramos más allá de lo esperable, empezamos como GATO hace 36 años y aún seguimos en la brecha renovándonos continuamente con el aporte de nuevos jóvenes entusiastas. Lo hacemos con propuestas poéticas, al margen del teatro comercial, reflejando estéticamente la vida cotidiana. No nacimos para el lucro, por lo que la escasa decoración, el vestuario muchas veces prestado y la iluminación van por nuestra cuenta. Pero seguimos dejando huella.

Estamos procurando estar más activos, porque los períodos en que lo logramos se afinan nuestras competencias y mantenemos mayor contacto con la comunidad. Nos atrae el gran espectáculo teatral del momento, pero le apuntamos a la búsqueda de la verdad actoral, a la credibilidad ante el público de la comunidad carencial, pese a la limitación de recursos materiales.  No recibimos ayuda gubernamental y dependemos de nuestros trabajos regulares para subsidiar nuestra actividad teatral, o de pequeñas colaboraciones. Hacemos representaciones en escenarios convencionales y en espacios comunitarios, incluyendo canchas y parques, dándole continuidad al teatro popular, tan vital para el desarrollo cultural del país en virtud de su compromiso con los sectores marginados y de la función de diseminación artística y cuestionamiento ideológico. En un afán didáctico, incorporamos elementos pedagógicos a la estructuración dramática y algunos elementos del teatro psicológico, como ocurre en propuestas comoFamilia somos todos. Estas obras se centran en la realidad salvadoreña del momento, sin evadirla, y toman como protagonista a la persona común, tipos populares y que se expresan con un lenguaje coloquial, expresando sus aspiraciones, contradicciones y conflictos, en un tono jocoso, satírico y caricaturesco.

Esa ha sido y es nuestra realidad y no es la de otros, pues las condiciones y las características de trabajo de cada grupo son diferentes. Lo importante es que sigamos dejando huella.

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Jorge Ismael García Corleto es escritor, director del Grupo de Actuación Teatral de Occidente (GATO), licenciado en psicología, licenciado en educación y master en Educación Superior, trabaja en la docencia en el Centro Escolar INSA y en la Facultad Multidisciplinaria de Occidente de la Universidad de El Salvador, en Santa Ana.



Encuentro por la Solidaridad


El 22 de diciembre, a las 2:00 p.m., en las instalaciones del auditorio del INSA de Santa Ana, concurrieron representantes de embajadas: el Encargado de Negocios de la Embajada de Nicaragua Lic. Azarías I. Chávez; el Primer secretario de la embajada de Cuba, Dr. Armado Briñis Zambrano; el Consejero de la embajada de Venezuela Master Antonio Núñez Aldazoro; el escritor Dr. Paul Fortis, quien además de ser coordinador de las Bases de Paz en El Salvador es representante del FMLN en Canadá.

De Santa Ana, acudieron directivos de comunidades de escasos recursos de Santa Ana. Estudiantes universitarios y del INSA, así como miembros de GATO. Entre los invitados especiales estuvo presente el escritor Miguel Ángel Sandoval.

Gracias al Dr. Fortis, quien colaboró como intermediario a favor del evento, se tuvo la presencia de los representantes del cuerpo diplomático que gentilmente nos acompañaron.

Cabe destacar que se dispuso de equipo de sonido gracias a la colaboración de la Casa de la Cultura de Santa Ana.

El objetivo de la reunión era tener un acercamiento con la comunidades para orientarlas en la autogestión para construir propuestas de mejora para sus comunidades, dejar claro que los esfuerzos solidarios son claves para que se salga adelante como comunidad, como país, como naciones hermanas.

Algunos representantes de estas comunidades comentaron que se encuentran en una inseguridad constante para disponer de servicios básicos, debido a que ellos no cuentan con títulos de propiedad de las zonas en que habitan.

Como lo expresó Ismael García C., director del GATO, es importante incentivar este tipo de encuentros que no son multitudinarios, pero que constituyen un espacio y un momento privilegiado para el análisis social, que permitan emprender acciones sociales de beneficio general en contacto con aquellos pueblos que tienen más experiencia en acciones solidarias legítimas.

El Dr. Paul Fortis, por su parte, señaló que hay muchas oportunidades para hacer acciones solidarias sobre la base de esfuerzos organizados que se inscriben en los programas de apoyo para las diferentes áreas de actividad económico-social.

El Consejero de la Embajada de Venezuela, hizo referencia a que su país junto a los otros que impulsan el ALBA, están uniendo esfuerzos solidarios en el espíritu de Bolívar, para ayudar a la unidad y desarrollo de América Latina.

El primer secretario de la embajada de Cuba destacó que lo que su país sufre por parte de los Estados Unidos no es un embargo sino un bloqueo, y que ello son solidarios con el pueblo de muchas naciones y agradecen la solidaridad de dichos pueblos.

El Encargado de Negocios de Nicaragua destacó que tres principios básicos impulsan a su gobierno: el cristianismo, el socialismo y la solidaridad.

Para finalizar el evento, se acordó que se coordinará un esfuerzo local que contará con el apoyo de los diplomáticos que participaron en el encuentro, para impulsar la Cátedra Bolivariana en la Facultad Multidisciplinaria de Occidente de la Universidad de El Salvador, a partir del mes de febrero del año 2011.
 



EL IMAGINARIO COLECTIVO SALVADOREÑO

Ismael García C.

Imaginario, del latín imaginarius, significa aparente, ilusorio. El concepto de “imaginario” permite interpretar la comunicación en la sociedad como producción de creencias e imágenes colectivas. Lo deseable, lo imaginable y lo pensable de la sociedad actual encuentra definición en la comunicación pública, y ésta se convierte en el espacio de construcción de identidades colectivas a la manera de “verse, imaginarse y pensarse como”. El concepto de “imaginario” destaca la indeterminación última de toda significación y deja un espacio a la creatividad social radical.

“El imaginario social” es una expresión forjada por Cornelius Castoriadis, con la que frecuentemente hoy algunos investigadores sociales o periodistas sustituyen términos como “mentalidad”, “conciencia colectiva” o “ideología” como forma de designar las “representaciones sociales”. Olvidados sus orígenes y hecha de uso corriente, ha perdido rigor conceptual.


Un imaginario colectivo es un conjunto de costumbres, valores, opiniones, mitos, fabulaciones prácticas y razonamientos compartidos de una sociedad, que dan coherencia al tejido social, otorgan conciencia de comunidad cultural y son parte del complejo de representaciones de cada individuo. La identidad colectiva está determinada por la conciencia y la libertad, ligada a la autonomía y la autodeterminación, como el conjunto de creencias compartidas por una sociedad, la visión de sí misma como “nosotros”, como sujetos definibles y definidos. Las significaciones imaginarias sociales instituyen y crean un orden social, a la vez que son instituidas y creadas por éste. Las significaciones imaginarias sociales mantienen, justifican y legitiman un orden social, muestran, contrastan y ocultan, una realidad social. Las significaciones sociales estimulan, permiten y prohíben la acción social porque la acción humana es simbólica o significativa; también permiten el dominio, adaptación y sometimiento de las personas a un orden previo y exterior. Las significaciones imaginarias de una sociedad son instituidas socialmente y fundadas en lo imaginario social.

Las significaciones imaginarias sociales hacen que un “mundo” funcional y simbólico (“el salvadoreño”, por ejemplo) sea una pluralidad ordenada, una sociedad determinada. La historia humana y cada una de las diversas formas de sociedad partieron de la creación imaginaria, la cual no es ficticia, ilusoria o especular, pues hace que exista un mundo en el cual la sociedad se inscribe y se ubica, constituyendo un sistema de normas, de instituciones, de valores, de orientaciones, de finalidades de la vida colectiva e individual. En el núcleo de estas formas se encuentran las significaciones imaginarias sociales de una sociedad específica y que sus instituciones encarnan. El “imaginario social” es el fundamento ilimitado e insondable de cada sociedad, la condición de posibilidad indirecta que permite pensar la relativa indeterminación de la institución y de las significaciones sociales. El imaginario social es el conjunto de significaciones, de esquemas organizadores de la representabilidad de lo que una sociedad puede darse.

La institución es una creación original de lo histórico-social, necesaria para lo específico de cada sociedad, es una red simbólica, socialmente sancionada, en la que se combinan un componente funcional y un componente imaginario; es una creación del imaginario colectivo anónimo e instituyente o poder instituyente, que nunca es plenamente clara y que se manifiesta en la socialización del recién nacido a través del lenguaje y de su mundo.

El poder instituyente, como el imaginario primero o central, en gran parte queda oculto en los trasfondos sociales. Toda sociedad instituye un poder político explícito sin el cual no existe, que reposa en la interiorización, por los individuos de las significaciones instituidas por la sociedad dada. La sociedad se crea a sí misma, dándose instituciones con significaciones sociales específicas (egipcia, griega, etc.). Y esta institución primera se articula en y se sirve de las instituciones segundas (no secundarias). Algunas de ellas son, abstractamente consideradas y según su forma, transhistóricas, por ejemplo, el lenguaje o el individuo o la familia. Hay instituciones segundas que son específicas de determinadas sociedades y son portadoras de sus significaciones imaginarias sociales. La polis griega y la empresa capitalista son instituciones segundas específicas en tanto encarnan y portan las significaciones sociales centrales de la sociedad a la que se refieren.

Lo instituido se autonomiza según su propia lógica y supera su “función” y “razón de ser” de manera que las cosas se invierten y lo que al comienzo son instituciones al servicio de la sociedad, se convierte en una sociedad al servicio de las instituciones. Instituir es el poder de imaginar algo distinto a lo dado para liberar la imaginación, por ello la autonomía no es adaptación a un estado de cosas. La política es proyecto de autonomía individual y social, es actividad lúcida y deliberante que tiene por objeto la institución explícita de la sociedad y de todo poder explícito.

El imaginario social caracteriza las sociedades humanas como creación ontológica particular. Designa, también, al mundo creado por una sociedad como propio, regula el decir y la acción de sus miembros, determina las maneras de sentir, de desear y de pensar. Siempre existe “lo instituido”, estabilización relativa de un conjunto de instituciones, y “lo instituyente”, la dinámica que impulsa su transformación. Una sociedad es un conjunto de significaciones imaginarias sociales encarnadas en instituciones. El imaginario es anterior a lo simbólico. Las significaciones imaginarias son representaciones constitutivas de la sociedad y de la historia. La sociedad contemporánea se manifiesta como el espacio de los lazos “concretos” afectivos y tradicionales. Las identidades dejan de estar fundadas en un origen común o en una estructura de experiencias para considerarla como un proceso relacional e incompleto. La proliferación de las diferencias es anterior a la inmigración, a la equidad de género, al islamismo radical, etc.

Un imaginario social no es una simple visión del mundo, es un “impulso fundamental”, tensión ligada a una expectativa y dinamismo ligado a una intención, y por una tonalidad afectiva dominante. No se opone a lo real, sino a lo racional. La realidad humana no está nunca completamente determinada, sino que siempre entreteje dos dimensiones, una racional, otra imaginaria. Un imaginario colectivo es el efecto de una compleja red de relaciones entre discursos y prácticas sociales, que genera tendencias que se manifiestan a través del lenguaje y de la interacción. En la práctica no se llama a ejercer la imaginación, sino la autonomía.

Se trata de liberar la potencia del imaginario y, de esa forma, sacar provecho práctico de sus poderes creativos. Instaurar un imaginario colectivo debe ser un procedimiento que permita analizar la democracia real. La imagen esta relacionada con la apariencia; convirtiéndose en una representación mental de lo percibido, que no siempre concuerda con la realidad en un contexto y tiempo determinado. Los medios masivos de comunicación influyen en el comportamiento al crear estereotipos (ideas generalizadas de la realidad), mediante la repetición mediática y las sociedades empiezan a cambiar la percepción que se tiene de un grupo.

Una agenda es una colección compartida de asuntos, que los comunicadores, los representantes institucionales (estatales o privados), y los actores sociales asumen que los otros quieren o deben conocer y construyen los itinerarios informativos. Interesa manipular la opinión pública al determinar los temas que se debaten. El poder político e institucional, define las agendas políticas, mediáticas y públicas, jerarquiza los temas que debate la opinión publica, los cuales se convierten en las iniciativas del gobierno o la oposición (agendas políticas), en contenido de los medios (agenda mediática) y en asuntos de los ciudadanos (agenda pública). Los políticos, los medios y el público apuntan y ordenan en su agenda los temas prioritarios. La información que se desea se conozca, se coloca en un discurso con redacción, visualización (imagen) y construcción simbólica posterior, se buscan los actores más idóneos, y las estrategias necesarias para obtener el efecto deseado, esto configura una agenda progresiva de información al público. Las agendas pretenden dar a la conciencia colectiva una suposición de hecho sobre un temario de temas sociales.

El paso de lo imaginario a lo simbólico implica análisis, nuevas posibilidades de representación y resignificación, de existencia, de mediación, de razón. Los imaginarios son inestables, manipulables y azarosos en la acción colectiva; la opinión masifica los públicos; la responsabilidad ética de considerar su impacto en el comportamiento humano colectivo, se descuida en la inmediatez del trabajo o se omite por el interés mediático. La identificación del público con el discurso, crea colectivos de opinión, que se articulan en las interacciones en grupos, masas y redes.

El orden social se establece desde la creación de una normatividad e institucionalidad del comportamiento humano, un flujo de neguentropía jerárquico. Neguentropía es el flujo de información que en los sistemas sociales (enacción) configura su existencia como sistema, es característica de los sistemas en la medida que influye decisivamente en la información sobre sí misma. Cuando el sujeto se incorpora y adhiere a las instituciones, el proceso lo excluye de otras organizaciones y de sus semejantes según lo establecido por lo estatuido. Pero a la vez, el colectivo se adhiere a lo establecido y normaliza al sujeto en el orden de pertenencia, y de lo informativo.

Los representantes institucionales manipulan la opinión pública, y desestiman la percepción singular. La opinión pasa de privada a pública, al incorporarse a las sinergias individuales que producen efectos colectivos. Los programas de opinión y las agendas de información y comunicación, intentan crear consciencia colectiva; sin embargo, editan imágenes y sonidos, con falsas articulaciones y títulos que sugieren un sentido.

Al analizar la verbalización, el sujeto representa, recrea, asigna imágenes, valores simbólicos a lo que percibe en función de su marco de referencia. El Análisis crítico del discurso de Van Dijk, se utilizada para leer el discurrir de los fenómenos de poder en las relaciones de lo social y su incidencia en el comportamiento de los individuos, de los grupos y el control de masas. Lo político no sólo es un ejercicio de especialistas sino una forma de pensar alrededor de lo estatuido normativo y las relaciones de poder entre los sujetos. El ACD aporta nuevas significaciones, a partir de la interpretación y el análisis del efecto mediático en las masas. La política requiere del discurso retórico, toma a la información y la manipula con el objetivo teleológico del poder.

Los sistemas de información, generalmente pertenecientes a hegemonías multinacionales globalizantes o partidos políticos, controlan la información. Los diversos códigos buscan prevalecer y continuar, o resistir y sobrevivir. Los sistemas de información son más visibles cuando se institucionalizan. Pese a existir la manipulación por parte de los intereses económicos, las redes dinamizan procesos sociales que se oponen a estas edificaciones, traspasan sus límites que antes eran infranqueables, y determinan el curso de gobiernos que se pensaban intocables. Quien crea opinión también duda, y de allí la posibilidad de crear nuevos sentidos.

La opinión pública imprime su sello a las dinámicas sociales. Los sistemas de información ponen en juego políticas jerarquizadas y los sistemas de comunicación articulan procesos, campañas mediatizadas que determinan agendas de información. Las agendas de comunicación se establecen en la lectura, a posteriori, en la formalización que se hace del hecho. Es una colección de articulaciones, de relaciones entre los fenómenos generados que son observados, permitiendo tomar una posición ante el fenómeno observado/vivenciado.

La autoprogramación selectiva y personalizada de los usuarios hace temer una fragmentación excesiva del conglomerado que erosione la cohesión psicológica e ideológica del imaginario colectivo. Los imaginarios creados y reconfigurados por los medios y por los sujetos en discurso, se erosionan y fragmentan. La trama social se articula entrecortada por el discurso amplificado, es débil y se rompe ante cambios en la estructura del discurso y en su expresión en los medios.

Es bueno recordar que cada uno de nosotros es portador de su cultura, copartícipe de la ideología de un colectivo y que comparte un imaginario social con la sociedad en que esté inmerso y de la cual se siente parte. No sólo se trata de reflexionar sobre el imaginario, se trata de potenciarlo en la línea de la construcción de un imaginario colectivo que nos permita vernos con un alto sentido de positivismo en el sueño compartido de construir un mundo que no es inalcanzable.

Bibliografía

Castoriadis, Cornelius (1975) La institución imaginaria de la Sociedad, Tusquets Editores, Buenos Aires, 2 Vol.,1993.
Hall, Stuart; Gay, Paul du (comp.) (1996) Cuestiones de identidad cultural, Amorrortu, Buneos Aires, 2003.
Sánchez Capdequí, Celso (1999) Imaginación y sociedad: una hermenéutica creativa de la cultura, Tecnos-Universidad Pública de Navarra, Madrid.
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Jorge Ismael García Corleto es escritor, director del Grupo de Actuación Teatral de Occidente (GATO), licenciado en psicología, licenciado en educación y Master en Educación Superior, trabaja en la docencia en el Centro Escolar INSA y en la Facultad Multidisciplinaria de Occidente de la Universidad de El Salvador, en Santa Ana.

13 DE NOVIEMBRE DE 2010

 

 
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